Órgano Hammond
Un órgano Hammond es un instrumento musical basado en los principios del electromagnetismo y de la amplificación a través de altavoces individuales, creado por el inventor estadounidense Laurens Hammond (1895-1973) y cuya producción va desde 1935 hasta 1978. La empresa del inventor de este instrumento no sólo estuvo vinculada a la música, sino que también desarrolló y comericializó otras invenciones, tales como dispositivos de cambio automático para automóviles, relojes de pared, etc.
Como características principales, este órgano presenta un mueble de madera, cerrado o con cuatro patas (modelo B3), de aspecto sobrio con un sistema de 25 (modelo B3) ó 32 (modelo RT3) pedales para los sonidos del bajo. En la cónsola, hay dos teclados de cinco octavas y encima de éstos, hay cuatro juegos de nueve drawbars o barras deslizantes que permiten añadir armónicos (generados mediante ruedas fónicas -Tone Wheels, por su nombre en inglés-) a los sonidos fundamentales del instrumento.
Cuenta con un altavoz giratorio acabado en dos trompetas (una de ellas muda) instalado sobre un motor que gira a dos diferentes velocidades: Slow-Fast (Lento-Rápido)/Tremolo-Chorale. Este sistema de amplificación, llamado Leslie, es en gran parte responsable de su característico timbre, pero no fue nunca vendido por Hammond, ya que Leslie y Hammond fueron (durante el período dorado de la marca) empresas totalmente separadas, y rivales puesto que Laurens Hammond nunca fue partidario de la utilización de este tipo de altavoz.
El apogeo del Órgano Hammond tuvo lugar en los años 60 y 70, destacando en diversos géneros musicales, tanto en el jazz, en el rock, como también en el soul, el gospel, el funk, el Ska y la música ligera.
En 1955 surgieron los modelos hoy denominados clásicos tales como B3, C3 y RT3, que expandieron su popularidad, siendo adoptado por músicos, inicialmente pianistas, de la talla de Jimmy Smith, Juan Torres, Wild Bill Davis, Shirley Scott, Jack McDuff, Jimmy McGriff, Lou Bennett, Igor Stepanenko, John Patton, John Medeski, Richard “Groove” Holmes, Bradley Joseph y Georgie Fame en el jazz; y John Evan (miembro de Jethro Tull), Keith Emerson (ELP), Jon Lord (del grupo Deep Purple), Richard Wright (integrante de Pink Floyd), Jesús de la Rosa (de Triana), Tony Banks (teclista de Genesis), Rick Wakeman (integrante de Yes) y Joe Cocker, Carlos Cutaia, tecladista de Pescado Rabioso en el género del rock, entre otros.
En el año 2002, la empresa japonesa Suzuki adquirió el nombre y desde entonces se llama Hammond-Suzuki. Bajo esta marca, fabrica recreaciones del instrumento original usando sonidos muestreados del órgano modelo B3 original. De todas maneras, estos productos son objeto de competencia por los de otros fabricantes de sintetizadores y teclados como Casio, Roland (serie VK), Korg (series CX y BX), Clavia (series Nord Electro y Nord Stage) y Yamaha. Sin embargo, en la actualidad aún es posible adquirir nuevas versiones digitales del modelo B3; incluso existe la versión de lujo, y la versión portátil.
Actualmente pueden encontrarse, debido a su enorme costo, sobre todo, en Estados Unidos, Francia y Alemania.
El órgano que habla
Hacia los años 50, los músicos Amado Melin, Evaristo Enríquez Zavala, Luis Fernando Zepeda y Ernesto Hill Olvera descubrieron, aparentemente en forma independiente, que moviendo de determinada manera las barras deslizantes del Órgano Hammond, era posible emular los sonidos de las vocales.
Barras deslizantes en un órgano Hammond. Moviendo estas barras de manera adecuada es posible que el órgano "vocalice"
Si a ello sumamos la melodía ejecutada con los teclados, se obtiene el efecto del Órgano que habla (o canta). Sin embargo, fueron Zepeda y Hill Olvera quienes explotaron comercialmente este hallazgo, a través de sus actuaciones personales, eventuales apariciones en el cine mexicano y los dos discos que grabó en toda su trayectoria, en el caso del último de los nombrados.
Esta técnica no fue popularizada, pese a que Hill Olvera difundió el secreto de la misma, debido a razones tales como que la manipulación constante de las barras podía desgastarlas rápidamente o bien, porque formar las vocales mientras se ejecuta la melodía, le quita velocidad al organista y dificulta la labor de hacer arreglos para los instrumentos acompañantes.
De hecho, en la actualidad, solo los músicos que poseen equipos Hammond y equipos similares provistos de estas barras, pueden ejecutar esta técnica ya que los teclados electrónicos de hoy en día carecen de ellas, y son compatibles únicamente con la norma MIDI.
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